/De Eric Laurent: “Nuestra política para el psicoanálisis y La del IPA: tres ejemplos”

El inconsciente freudiano ya tiene una traducción en el lenguaje de las neurociencias. Ése es por lo menos el nuevo paradigma que los defensores del psicoanálisis cognitivo, siguiendo a Eric Kandel, intentan establecer en la totalidad del campo.

Kandel quiere que el psicoanálisis evolucione de su “contexto de descubrimiento”, precientífico, a una etapa superior, científica, quedando absorbido en la nueva disciplina de las neurociencias cognitivas (1). Este proyecto tomó forma en dos famosos artículos anteriores al Premio Nobel de medicina que le otorgaron por sus trabajos sobre el almacenamiento de la memoria. El proyecto Kandel es radical y quiere convencer de su pertinencia a todos los psicoanalistas. Para él, es preciso modificar todo en las formas existentes de psicoanálisis: la formación de los psicoanalistas, su práctica y sus modos de organización institucional. La formación debe ser asumida por la universidad, su práctica abierta a valoraciones cuantitativas y la investigación reabsorberse en las formas admitidas de la investigación científica.
Los trabajos neurológicos de Kandel apuntan al aislamiento del módulo de lo que llama memoria procedural. Los procedimientos repetitivos de esta memoria no recurren ni a la conciencia, ni al lenguaje que supone un sujeto. Este módulo utiliza varios sistemas: el córtex sensorio motor, la amígdala, el neostriatum. Esta memoria de los comportamientos que se producen sin recurrir a la conciencia es, para él, la realización de los procesos freudianos inconscientes. Por lo tanto acuña el vocablo de inconsciente procedural.
Para él, lo esencial de un psicoanálisis tiene lugar a nivel de los procesos de repetición y de cambios de comportamiento del paciente, que modifica y aumenta sus modos de actuar de tipo procedural. Lo esencial ocurre fuera de la interpretación y de la dimensión del sentido. Los escasos momentos en los que el inconsciente procedural puede ser accesible por el consciente o el sentido, siendo ambos términos para él intercambiables, son poco  relevantes . (2)
El modelo de inscripción de la experiencia propuesto por Kandel reconoce sus fuentes en Pavlov, pero lo generaliza con la noción de asociación contingente propuesta por Léon Kamin en 1969. Asimismo, la señal de angustia freudiana frente a un trauma le parece perfectamente explicada por Pavlov , y el papel de la amígdala en la regulación de la angustia permite dar cuenta del tratamiento de la angustia postraumática. Todo cuanto se refiere a la pérdida del objeto tiene su traducción en el funcionamiento de un sistema mecanicista fuera del sentido.
Dicha traducción en términos de red neuronal de los procesos subjetivos como tratamiento de la memoria es inaceptable. Tal y como lo expresan Bennett y Hecker, “resulta muy tentador pensar que las diversas formas en las que se manifiesta el recuerdo son todas debidas al hecho que eso de lo cual nos acordamos se registra y almacena en el cerebro. Pero no tiene sentido. Lo que recordamos cuando nos acordamos de una cosa u otra no es nada que esté depositado como una huella en el cerebro, sino algo que primero hemos aprendido o experimentado. Lo que tienen que descubrir los neurocientíficos son las condiciones neuronales del recuerdo y los concomitantes neurológicos del recuerdo… la expresión de un recuerdo ha de ser diferenciada de las configuraciones neuronales, sean cuales sean, que condicionan el recuerdo de lo que una persona recuerda. Pero estas configuraciones no son la memoria: tampoco son representaciones, descripciones o expresiones de lo que recordamos. » (3)
En la fase clásica de su enseñanza, Lacan trató el inconsciente freudiano como memoria, deduciendo  inmediatamente los circuitos de imposibilidades que esta memoria generaba. Asimismo, hizo del Inconsciente un circuito, no de conocimiento, sino de equivocación. Al final, en su última enseñanza, el Inconsciente se define como una forma de saber que actúa sobre el cuerpo del ser parlante, el parlanteser, mediante una ausencia.
“Yo digo que el saber afecta al cuerpo del ser, que sólo se vuelve ser por la palabra, troceando su goce, recortándolo por ahí hasta producir estos restos con los cuales hago el (a). » (4)
No es a partir de representaciones de acontecimientos o de almacenamiento en la memoria de los mismos que se produce el goce del cuerpo. Es una memoria que no pasa por huellas. Actúa por ausencia de huellas. La castración señala dicha ausencia mediante la impotencia para alcanzar un goce pleno.
“ Lo que piensa, calcula y juzga, es el goce, y al ser el goce del Otro, exige que la Una, la que del sujeto hace función esté simplemente castrada, es decir simbolizada por la función imaginaria que encarna le impotencia, es decir por el falo. En el psicoanálisis, se trata de elevar la impotencia (la que da razón del fantasma) a la imposibilidad lógica (la que encarna lo real). » (5)
Como nuestros teóricos de la cognición, Lacan confía en lo fuera de sentido y desconfía del sentido. Pero lo hace al revés de sus especiosas (spécieuses) construcciones sobre la representación y su almacenamiento. Se trata del lugar de la pérdida y de su encuentro, o tuchè.
“Cuando el espacio de un lapsus ya no tiene alcance de sentido (o interpretación), sólo entonces se está seguro de no estar en el inconsciente. Se sabe, uno mismo. Pero basta que se le preste atención para salir de ello.…No hay verdad que, al pasar por la atención, no mienta.” (6)

Al plan Kandel lo ha asumido la corriente más cientista de la IPA que, por su parte, no forma un entorno homogéneo. Las tres corrientes dentro del psicoanálisis, la cientista, la humanista y la tradicionalista, que identificó Jacques- Alain Miller en el último congreso de la AMP en 2004 se vuelven a encontrar allí a todos los niveles. Parece, sin embargo, que la corriente cientista es la que encabeza una profunda reforma del dispositivo institucional del psicoanálisis. En este sentido van tres decisiones políticas, adoptadas recientemente por el ejecutivo central o con su acuerdo, que vamos a estudiar dentro de esta perspectiva.

1/ Entregar la formación de los psicoanalistas a la universidad: creación de un diploma de psicoanálisis 

Nuestros colegas de la EOL, el 12 de mayo de 2005, nos remitieron el texto del decreto de aprobación de la creación de “un Instituto universitario para el psicoanálisis y la Salud Mental”, a iniciativa de la Asociación Psicoanalítica de Buenos Aires (APDEBA).
El texto de este decreto constituye una primicia mundial, al transformar el título de psicoanalista otorgado por una asociación psicoanalítica en un título universitario. Los promotores de esta iniciativa son conscientes de ello. “La novedad del nuevo Instituto está en que el currículum de formación psicoanalítica que la APDEBA lleva ofreciendo desde hace casi treinta años y que satisface a los requisitos de la Asociación Psicoanalítica Internacional (análisis personal, supervisiones y seminarios) tendrá una certificación universitaria, constituyéndose en diploma de  especialización en psicoanálisis. Merece destacar este punto, ya que la acreditación universitaria de dichos requisitos de formación psicoanalítica constituye une novedad a nivel local e internacional”. Esta política es por lo tanto la del plan Kandel: volver a integrar formación e investigación psicoanalítica en el marco universitario.

2/ Las estadísticas del DSM y la política del sujeto 

Al responder a preguntas planteadas por la Revista Latinoamericana de Psicopatología fundamental en agosto de 2004, el prof. Claudio Eizirik, presidente electo de la IPA, define así la política de la IPA con respecto al DSM. « La pretensión de los sucesivos DSM de ser a-teóricos ha resultado ser ilusoria. Debemos replantear todos el sistema de clasificación, porque se aprecia un intento de dominio que desemboca en un empobrecimiento de la clínica psiquiátrica. De hecho, el pretender diagnosticar cuadros complejos y a menudo acompañados por co-morbididades con la única ayuda de los manuales de diagnóstico internacionales, sin considerar ni la psicopatología, ni la historia natural de la enfermedad ni les múltiples variables en juego conduce a una práctica cada día más pobre, reductora, que lleva a opciones terapéuticas centradas preferentemente en el medicamento. Es preciso por lo tanto añadir a los cinco ejes del DSM un sexto, relativo a los aspectos psicodinámicos, a la relación transferencial, en resumidas cuentas, a una dimensión subjetiva que Ud. mismo resalta.
La IPA no sólo se posiciona a favor de la revalorización subjetiva del diagnóstico psiquiátrico, sino que se encuentra activamente implicada en una iniciativa de la Asociación Psicoanalítica Norteamericana para debatir sobre los actuales sistemas de clasificación y proponer modificaciones en este sentido. Nuestro actual presidente, Daniel Widlöcher, junto con numerosos compañeros europeos y latinoamericanos, está implicado en esta actividad” . (7)
Esta política parece por lo tanto inspirada por el meritorio esfuerzo de volver a introducir un eje de procesos  intersubjetivos en la clasificación internacional. El auténtico reto de dicho intento se manifiesta dentro de un  contexto establecido por un estudio de Philippe de La Sagna: “Hoy en día, los protagonistas no son las enfermedades subjetivas sino los trastornos intersubjetivos: personnality disorders, relationnel disorders. Michael First, quien  dirige la preparación del DSM V, ha escogido este campo… Las Personnality Guided CBT no se plantean ya cambiar los comportamientos, sino los atributos de la personalidad y sus modalidades de reacción» . (8)
La batalla entre orientación TCC y psicoanálisis se librará ahí. La IPA intentará conseguir un eje que mida una  dimensión intersubjetiva, ¡del mismo modo que Kernberg negoció la existencia del eje II del DSM para salvaguardar los “trastornos de la personalidad”! El eje VI del DSM V correrá la misma suerte que el eje II del DSM IV. Se  anunciará como una victoria lo que será una derrota, ya que la retórica TCC habrá de antemano impuesto una visión mecanicista y fácilmente calibrable del eje en su conjunto según la retórica cognitivista. Llevándonos a los mismos callejones sin salida que el eje II, esto resultará del todo inútil para impedir lo que se propone realmente el DSM V: el avance de la clínica simplificadora del medicamento y de la Evidence Based Medecine.

3/ Las alianzas universitarias y la IPA 

La tesis de la corriente universitaria IPA está clara: hay que aliarse con las psicoterapias cognitivo  comportamentalistas para formar un frente unido contra la industria farmacéutica y la clínica del medicamento. En Francia, las alianzas para implantar una enseñanza de psicopatología lo muestran perfectamente. En un reciente artículo, se hablaba de la exigencia, presente en las negociaciones con el Ministerio de Sanidad, de una « formación teórica y práctica en psicopatología clínica, que sería dispensada, en dos años, por la Universidad… » . (9)
Nuestra política consiste en no preferir siempre la alianza con la corriente cognitivo comportamentalista sustentada por las facultades de psicología y de medicina. Sería un timo. Desemboca en resultados que ya conocemos en Francia. Se organizan diplomaturas universitarias de dos años (DU) por parte de las únicas facultades de medicina, que forman a « psicoterapeutas » escasamente cualificados, « acompañantes en salud mental » (10). Nuestra alianza con los defensores de la corriente relacional se produce tanto dentro de la universidad (corriente del SIEURP de Roland Gori) como fuera de la misma (la coordinación Psy).
En los países nórdicos, donde la psicología es totalmente de tipo cognitivo-comportamentalista, habrá que definir una estrategia original de alianza, el yudo con los TCC como decía Jacques-Alain Miller en su exposición en el  congreso de la NLS en Londres, el 22 de mayo de 2005. Estudiar la multiplicidad de las corrientes de TCC resultará útil. El marketing de masa de estas « terapias » presenta incoherencias que habrá que desvelar.
En los países de lenguas romances y en Latinoamérica, hemos de seguir adelante con nuestra estrategia sin perder de vista los desarrollos de la situación y las prácticas de las psicoterapias relacionales.

Conclusión

El proyecto Kandel o el neuropsicoanálisis es un intento más de utilizar el discurso de la ciencia para que « hablen las cosas » (11). Con respecto a las orientaciones tomadas por la IPA estamos « desencajados », según la expresión de Jean-Claude Milner, en los tres puntos que hemos examinados.
Enseñamos lo que es posible enseñar en fórmulas para universitarios, como los Institutos del Campo Freudiano, pero no entregamos la formación del psicoanalista a la universidad.
No se trata de negociar un eje de intersubjetividad en el DSM sino de decir que la toma en consideración de la intersubjetividad es incompatible con el proyecto DSM en sí. Para terminar, la alianza con las psicoterapias relacionales, dentro y fuera de la universidad, debe expresarse con claridad. Asimismo, debemos seguir atentos a la rápida evolución de la prácticas de psicoterapias y promover las corrientes relacionales propiamente dichas. Las asociaciones como la « Interco-psico » y los « psicólogos freudianos » nos ayudan a seguir estas evoluciones.

Eric Laurent, 19 de julio de 2005

Traducción: Mónica Marin

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(1) Kandel R, Biology and the future of Psychoanalysis: a new intellectual frame work for psychiatry revisited, in American Journal of Psychiatry, abril 1999, no 156, p.506
(2) op. cit p, 509
(3) Bennett M.R, Hacker P.M.S ; Philosophical foundacionesof neuroscience ; Blackwell Publishing, 2003, p.170.
(4) LACAN J., Autres écrits, Ed du Seuil, 2001, p 550.
(5) Id, p 551.
(6) Id, p 571.
(7) Revista Latinoamericana de Psicopatologia fundamental, Entrevista com o Prof. Dr. Claudio Laks Eizirik, ano VII, n.3, set/2004, p 164. Agradezco a Jorge Forbes el haberme indicado esta referencia.
(8) Philippe La Sagna: Les impasses à venir des TCC, texto presentado en la reunión de los Consejos de las Escuelas Europeas bajo la dirección de la AMP-Europa, el 22 de junio de 2005.
(9) Le ministère de la santé veut confier à l’Université la formation des futurs psychothérapeutes, artículo publicado en 9 Le Monde, domingo 10-lunes 11 de julio de 2005, redactado por Cécile Prieur, pp 8.
(10) Id.
(11) Milner J-C, La Política des choses, Navarin Editeur, 2005.